Término inglés "Ambigram" acuñado en 1986 por Douglas Hofstadter:
“Diseño caligráfico que tiene dos o más interpretaciones claras y distintas. Las dos lecturas se suelen generar mediante el cambio de punto de vista que se puede obtener mediante rotaciones y simetrías u otros expedientes ”(Wikipedia)
Nunca fue la definición "más adecuada" para presentar al mundo el lanzamiento de la primera y muy feliz obra del mismo nombre. El recién nacido Ambigram, grupo formado por la unión de músicos (y figuras del más alto nivel) del panorama musical. Entre ellos también aparece, en la fase de producción, un tal Greg Lake (Wherever he is now, for the help given in developing this project over the years).
Tal como está contenido en el significado del nombre, Ambigram es un disco que se presta a ser leído y disfrutado con diferentes narrativas; es un álbum complejo pero ligero y, sobre todo, definitivamente atractivo en cada escucha posterior ...
La definición, que al vocalista principal Francesco Rapaccioli le encanta usar para definir su música, es rock 'pro agresivo' ... no te dejes engañar por el juego de palabras: la base sobre la que se nutre su sonido es una roca sólida de matriz extranjera con melodías inspiradas en la clásica escuela anglosajona; El resultado resultante es limpio, sin excesos, con arreglos perfectamente elaborados. A lo largo del trabajo percibimos una investigación y un estudio de detalle muy precisos, gracias a las valiosas intervenciones de Max guest "que colaboraron en el proyecto: Paolo Tofani (solo de guitarra en la pista 6-7), Paola Folli (voz en la pista 4) y Camillo Mozzoni, Oboe en la pista 2-7). La "máquina rítmica" está expertamente dirigida por Gigi Cavalli Cocchi (batería) que marca elegantemente los tiempos; Las guitarras de Beppe Lombardo, acompañadas del bajo de Max Marchini, tienen la capacidad de hacer que cada pieza sea única.
Las voces de Francesco Rapaccioli y los coros se moldean literalmente en cada nota, se apoyan, mezclan, unen ... el resultado es una 'carga continua', libre de histeria, adaptable a todo oído que ama el buen gusto, interpretado por el rock en sus formas menos extremas y, por qué no, con el añadido de algunas notas 'pop', interpretadas y desarrolladas en su versión “noble” más enérgica y vital.
Nos gusta Ambigram, nos gusta mucho.
Margot,