El primero es un disco de ensueño en el que las guitarras tensas, el ritmo enérgico y épico, el bajo profundo y un piano
melancolía construye un indiscutible andamio de rock épico con un sonido enérgico y limpio, con líneas cálidas y
claro, combinado con melodías construidas en los bordes. Una guitarra, casi hablando, es la protagonista que puntúa extractos de
poemas metropolitanos con el deseo de rascar la superficie y traducir lo que ve en gritos controlados. Un sonido bien utilizado en la elección de registros y métricas que, en algunos momentos, es explosivo. Es una eleccion
consciente, por el deseo de vestir el groove esencial y en ocasiones un poco pretencioso con ropa mecánica. Seis
piezas en todo con juegos de sonidos al borde de la fluidez.
Frame no cree en el contraste y la jerarquía entre cultos y no educados, CLASSIC STORM se convierte en el símbolo de la fertilidad en el enfoque antiacadémico de la música escrito en el segundo disco con reinterpretaciones de obras clásicas de grandes compositores como Beethoven, Chopin, Mozart, Tchaikovsky. y Bach. Se trata de la colección de 6 piezas con figuras formadas por pares de notas tocadas de forma viva, seguidas de una serie de acordes descendentes que evocan una sensación de amenaza.
El miedo se acompaña de asombro cuando llegan los saltos de octava que parecen sollozos. La música parece tropezar y lo fantástico se superpone a lo grotesco. Podría ser la partitura de un compositor de finales del siglo XIX o podría ser la interpretación de un grupo de rock progresivo. Son ambos.